Monterrey. Correo Literario de Alfonso Reyes (Rio de Janeiro, 1930 – Buenos Aires, 1937)

Foto:

Investigación

Última actualización

«Siempre leído amigo: Le agradezco de veras su Monterrey, carta hermosa en que me parece sentir una soledad. Aquí, todo está como era entonces, con alguna más aspereza y rencor en el ambiente literario. Nuestros domingos en la tarde ya no tienen destino…»

Jorge Luis Borges a Alfonso Reyes, Buenos Aires [ca. 25 de junio de 1930], carta, en Carlos García (ed). Discreta efusión. Reyes-Jorge Luis Borges 1923-1959 Correspondencia y crónica de una amistad. Madrid: Iberoamericana Vervuert, 2010.

«¡Salve! Quiero, en primer término, agradecer la invitación de Monterrey, a quien remitiré unos borradores, apenas los desdibuje un poco. No me tengo confianza; ya sabe usted que el borrador —como el anacronismo, el anatropismo y la errata— es también un género literario.»

Jorge Luis Borges a Alfonso Reyes, Buenos Aires [ca. 25 de junio de 1930], carta, en Carlos García (ed). Discreta efusión. Reyes-Jorge Luis Borges 1923-1959 Correspondencia y crónica de una amistad. Madrid: Iberoamericana Vervuert, 2010.

«Pero me consuela — y a esa palabra me cojo y me agarro antes que pensar en otra cosa que para mí sería duelo positivo —esa palabra de Zorrilla, ese “afín” (por el cual había usted callado) de enviarme el número 9 de Monterrey. ¿Qué traerá ese número 9 de Monterrey, que ha hecho silenciar su comunicación conmigo? Todo bueno, viniendo de usted, aunque para mí inexplicable por ahora.»

Genaro Estrada a Alfonso Reyes, Madrid, 25 de junio de 1932, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Y a propósito de erratas, en Monterrey (núm. 8, pág. 7, “Estornudos Literarios”) dice Jorge Luis Borges: “También, en una revista americana, este epíteto homérico: ‘The not to be sneezed at sum of two thousand dollars? El estornudo, ahí es despectivo.” Nunca he visto u oído construir el verbo to sneeze con la preposición at y creo que, en rigor, no debe hacerse, porque se trata de un verbo intransitivo. ¿Qué significa, por otra parte, “estornudar” a dos mil dólares? O Borges leyó mal o en la revista, por error, se escribió sneezed en vez de sneered. To sneer significa torcer la boca despectivamente —“hacer el feo”, como diríamos nosotros— y esto sí es algo que puede hacérsele a cualquier cantidad. Traducida al español corriente, la frase que transcribe Borges da esta otra, por cierto poco homérica: “La no despreciable cantidad de dos mil dólares.” Hago constar, sin embargo, que mi conocimiento del inglés se quedó siempre a las puertas de este idioma.»

José Gorostiza a Alfonso Reyes, México, 15 de mayo de 1933, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Monterrey es el correo literario de Alfonso Reyes. Hubiera querido decir el periódico o la revista de Alfonso Reyes, pero no es eso, sino su correo. Es una carta impresa, de ocho páginas a cuatro columnas, en la que Reyes atesora la intensa labor secundaria —generalmente dispersa, pero nunca falta de interés— del escritor moderno: correspondencia, comentarios incidentales, acuses de recibo, anotaciones al margen de lecturas, etc.

La idea de Alfonso Reyes ha complacido indudablemente a todos los que reciben Monterrey desde el opulento Río de Janeiro, cuya magnificencia tropical nos llega —aunque reducida como las cabezas incas— en la esmeralda de la estampilla; pero a mí me complace dos veces porque la idea fue mía también, hace ya tiempo y por un instante nomás. Mía, sí, aunque la derivara de un acontecimiento que André Breton consignaría como suprarrealismo en estado de naturaleza. Porque en un principio era Dios, pero desde entonces toda idea tiene un antecedente y un consecuente, y el antecedente de la mía —publicar un periódico yo solo— fue éste: un buen hombre, rico y de educación refinada, llega a radicar por razón de sus negocios a la capital de mi provincia. La aristocracia local quiere incorporárselo, naturalmente, pero necesita ante todo someterlo a un régimen de desdén, porque si no, no sería aristocracia. El casino da su baile mensual. ¿Se invita al desconocido? ¿No se le invita? No, señor, no se le invita. Pero aquella gente llana, tan poco amiga de rodeos, no contaba con que el desconocido, cosmopolita tortuoso, daba esa misma noche un baile… un gran baile costosísimo, al que no había invitado a nadie.

Ahora, que Alfonso Reyes, al recrear esta idea del baile individual —¿medioeval?— ha introducido una variante: en cada ocasión llamará adentro a dos o tres de sus amigos —como en los juegos de estrado— para comunicarles en qué consiste el secreto, y los demás, que al fin Monterrey es para los demás, podrán ver mientras tanto desde la calle, a través de las ventanas iluminadas.»

José Gorostiza, “Monterrey, de Alfonso Reyes”, El Universal Ilustrado,6 de noviembre de 1930.

«Buenos Aires, 4 de julio 1930 

Alfonso: Del Monterrey —que está muy bien— recibí un ejemplar que dice “prueba”. No recibo aún el definitivo. 

Observaciones: 

1. Le das demasiada categoría a Max Daireaux; hasta le hablas de admiración. No tienes derecho a tanta diplomacia, según Satanás-Nieves. El libro de Daireaux es imbécil: no creía posible tanta imbecilidad en francés; el idioma es reacio. 

2. Muy bien la Noticia mexicana, especialmente sobre Revolución, Higuera y mi discípulo [Luis] Chávez Orozco.

3. ¿Quién es el Caballero Argentino?»

Pedro Henríquez Ureña a Alfonso Reyes, Buenos Aires, 4 de julio de 1930. Correspondencia III, 1925-1944, Fondo de Cultura Económica, 2021.

«16 de agosto 1930 

Alfonso: Recibí el número 2 de Monterrey. Creo que por sólo el error Pérez Abreu = Abreu Gómez, no debes tirarlo: basta con agregar una tirita donde se haga la corrección y repetir la rectificación en el número 3. La carta a Waldo (cuyo libro recibí, con otros) me parece muy bien. En suma: no veo por qué has de tirar el número, que no tiene otros errores que los que parecen inevitables en el Brasil. En los números siguientes debes publicar cosas literarias tuyas (¡tienes tanto material!) para quitarles el carácter excesivamente bibliográfico.»

Pedro Henríquez Ureña a Alfonso Reyes, 16 de agosto de 1930. Correspondencia III, 1925-1944, Fondo de Cultura Económica, 2021.

«Alfonso tan querido e inolvidable: He recibido tus Monterreyes, tan cálidos y sugerentes y evocativos. Acabo de recibir tu precioso Testimonio. Lo recibí cuando estaba conmigo —aquí en mi casa, nuestra casita de que adelante te hablaré— Julio Torri. Y todo fueron comentarios y saudades y buena charla traviesa y optimista de otros tiempos, cuando éramos estudiantes y no teníamos ninguna obligación ni lazo pesado, ni preocupación o tarea de esas que nuestro mundo de abogados o políticos llama seria.»

Xavier Icaza a Alfonso Reyes, México, 26 de enero de 1931, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Esta semana ha llegado en cuadernillo de cuatro hojas el primer número de un Correo literario de Alfonso Reyes, se llama Monterrey, como su ciudad y me sirve a mí hasta con el título. El nombre de su pueblo, negramente ingrato para mí, se me lava como con potasa y se me trasmuta en este bulto querido de Alfonso Reyes. A Río de Janeiro le mandaré una linda fotografía de su Sierra de la Silla, que ha debido ser buena montura de sus sueños infantiles. […] Provechosa ocurrencia este Correo en que se oye conversar a un Maestro al que retiene un solo país y del que han menester varios. Él no sabe que lo necesitamos mucho; él sabe apenas que lo queremos y, por saberlo, descubrió esta estratagema para estar con muchos, la cual entra en las malicias divinas del Espíritu Santo.»

Gabriela Mistral, “Monterrey, correo ilustrado”, El Mercurio, 21 de diciembre de 1930.

«Buenos Aires, 6 de marzo de 1930.

Tengo el propósito de comenzar allá, para sentirme más acompañado, la publicación de mi Correo Literario, pliego suelto periódico, que sea menos revista y menos que periódico literario al tipo Les Nouvelles Litteraires: un contacto con los colegas, y una recopilación de apuntes y flecos de la obra. Cabrán, claro es, algunas cosas elaboradas. Será mi órgano de relación con el mundo literario; me servirá de carta circular a los amigos; allí acusaré recibo de cuantas publicaciones me envían los autores; allí haré “encuestas” por cuenta propia o de mis amigos, no sobre ideas ni posturas intelectuales (que no creo mucho en esas encuestas) sino sobre puntos concretos de investigación literaria y artística. En ese orden, será un intermediario erudito entre el que pregunta y el que contesta. La hoja no será del todo una hoja abierta, ni tampoco una hoja cerrada. Habrá una selección, y esa selección será mi gusto. Será hospitalaria, pero no cosa pública. No se trata de una colección de artículos o versos, sino de un útil del taller literario. Apunto estas ideas para definirlas a mí mismo y para posible prólogo, que hace falta. Pero la conducta de mi pliego literario explicará mejor que todas las definiciones. No tratará de establecer credos, doctrinas ni lanzar manifiestos. Mantendrá la conversación literaria, y aunque se venderá en las librerías para comodidad de alguno que quiera buscarla, está principalmente destinada a la circulación privada.

Acaso convenga llamarle de otro modo, digamos: Tihuic (es un decir), y luego un subtítulo: Correo literario de Alfonso Reyes. Será periódica en lo posible. Para comenzar, mensual, sin día: “Aparece una vez al mes. Véndese en las principales librerías, y también la obsequia el autor». Como dirección, un apartado postal. Precio, el triple de lo que me cueste, o más. No aceptaré, en principio, colaboraciones espontáneas. No mantendré correspondencia sobre esto. No haré transacciones con mi gusto personal, o mejor dicho, con mi criterio.

[Buenos Aires, 16 de marzo 1930]

He escrito el prólogo de mi Correo Literario: “Propósito”. Se llamará Monterrey. Correo literario de Alfonso Reyes

Alfonso Reyes, Diario II. 1927-1930 / Edición crítica, intr. notas, fichas biobibliográficas e índice de Adolfo Castañón. México: Fondo de Cultura Económica, AML, El Colegio de México, INBA, Capilla Alfonsina, UAM, UANL, UNAM, 2010.

[En Buenos Aires] «no he tenido tiempo de cuidar mi trabajo literario, y la inacción ambiente me ha estorbado el otro. Aquí he pasado una crisis muy dolorosa que deseo olvidar. […]

Espero publicar, para mantener mi contacto con el mundo, un plieguecito

periódico Monterrey, Correo Literario de Alfonso Reyes»

Alfonso Reyes a Valery Larbaud, Buenos Aires, 19 de marzo de 1930, carta. Correspondance 1923-1952. Paris: Librairie Marcel Didier, 1972.

«Río de Janeiro, 6 de junio de 1930. Pedro: Te di cuenta en mi carta anterior del índice del primer número de Monterrey, que espero te parezca interesante. Ya están componiendo en la imprenta. Si hay correcciones que hacer a tu folletón, siempre llegarán a tiempo. La índole de la publicación hasta consiente publicar correcciones en números posteriores. Pero aún creo tener tiempo para introducirlas en el texto mismo.»

Alfonso Reyes a Pedro Henríquez Ureña, 6 de junio de 1930, carta. Correspondencia III, 1925-1944, Fondo de Cultura Económica, 2021.

«Sigo preparando mis nuevos números de Monterrey. Mándeme cosas que se le ocurran, sugestiones y colaboraciones de Ud. ¿Verdad que lo hará? Este boletincito es, aquí, mi única querida, y yo se la presto a mis buenos amigos.»

Alfonso Reyes a Genaro Estrada, Buenos Aires, 9 de julio de 1930, carta, en Con leal franqueza / Recopilación y notas de Serge I. Zaïtzeff. México: El Colegio de México, 1994.

«Como verías, me di cuenta de que había que dar más literatura en MONTERREY, 

y en ese sentido rehíce el número 2. ¿Te habrá gustado? […] Estoy comenzando a preparar el MONTERREY, 3. —Gabriela me envió un artículo de elogios que me confunden y aun creo inmerecidos. —Espero tus colaboraciones.»

Alfonso Reyes a Pedro Henríquez Ureña, Río de Janeiro, 25 de septiembre de 1930, carta, Correspondencia III, 1925-1944, México: Fondo de Cultura Económica, 2021.

«Su artículo sobre “Correo” [Monterrey, Correo literario] me ha abierto muchas puertas de corazones: gracias, Gabriela [Mistral]. En México, en efecto, hubo esa interpelación a Estrada sobre personas desafectas al régimen, pero todo pasó, y nunca fui yo visado.»

Alfonso Reyes a Gabriela Mistral, Río de Janeiro, 9 de enero de 1931, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«El 4 Monterrey está en cajas. Las imprentas de aquí están muy asustadas por mis exigencias

(!) Es decir: porque pido tres tipos para las notas bibliográficas, cosa nunca vista! Voy despacio, pero sigo adelante.»

Alfonso Reyes a Genaro Estrada, Río de Janeiro, 13 de febrero de 1931, “Cartas fluminenses”, Biblioteca de México, 19, enero-febrero de 1994.

« Crisis de Monterrey. Pensando en enterrarlo.

Si aparece una carta mía a P[edro]. H[enríquez]. U[reña]. (aunque yo no quise conservar copia) en que le acepto una inicua reprensión que me hace, encontrando malo cuanto ahora escribo y diciéndome que debo suprimir Monterrey, conste que, aunque me es muy provechoso que me llamen al orden y me recuerden que no debo escribir tan de prisa y andar tan disperso en articulitos secundarios como ando ahora, en gran parte quise aceptar con la mayor sumisión esa carta y esa reprimenda por piedad al noble y grande amigo que en estos instantes vive lleno de dolor y privaciones, cuya intención es siempre pura, que está necesitado de comprobar que aún tiene autoridad sobre alguien, que aún queda quien le haga caso, y que padece reveses tan injustos que bastarían para hacer un despechado de cualquiera más fuerte que él.

Alfonso Reyes, Río de Janeiro, 30 de marzo de 1931, Diario III / Ed. crítica, intr. notas, apostillas, biografías, cronología e índice de Jorge Ruedas de la Serna. México: FCE.

«Crisis de Monterrey provocada por la carta rabiosa y hasta con su poquillo de inquina de P[edro]. H[enríquez]. Ureñal. Es la primera vez que me escribe así. Debe haber mucha pena en esa casa. Sólo el exceso de dolor puede aconsejar tan mal. Consulté por telégrafo a G. E. y Estrada me dice que debo continuar mi Monterrey

Alfonso Reyes, Río de Janeiro, 31 de marzo de 1931, Diario III / Ed. crítica, intr. notas, apostillas, biografías, cronología e índice de Jorge Ruedas de la Serna. México: FCE.
NOTA: La carta de Pedro Henríquez Ureña a Reyes no se encuentra en el epistolario correspondiente.

«Sucedió que Pedro me escribió una carta desalentada y desalentadora. ¿Será nada más producto de su desánimo, de esa lenta y triste consunción de su vida? Ello es que pensé que era una equivocación mi Monterrey, aunque él conoció bien la idea y me entusiasmó a sacarlo. Parece que en cierto mundillo de Bs. Aires, en torno a la calle de Ayacucho, casa de Nieves [Gonnet de Rinaldini] (informará ampliamente Vicente Lombardo Toledano), se me censura, no se entiende para qué hago eso, creen que lo hago por vanidad o magnificación del etc. Como en este orden han sido tan duros conmigo en México yo, etc. (acuérdese el agarrón que me dieron por la “Carta a dos amigos”, del Reloj de sol, pensé que nadie mejor que Ud. podría aconsejarme, puesto que Ud. vería las cosas desde el punto de vista de la realidad más peligrosa, que es la de nuestra tierra. Y por esto y, en general, por la confianza que pongo en su juicio, le molesté con mi consulta telegráfica. Su respuesta me vuelve el alma al cuerpo. El No. 4 está por salir: muy mediano. EI 5º, preparado casi, será mejor. No sé si es que PHU se acobardó con las censuras que oyó en casa de Nieves, donde tiene ciertas razones de mujer – que – pasó – de – los – cuarenta para quejarse de mí. De todos modos, no dude en advertirme si Ud. considera que me equivoco con esa publicación.

Alfonso Reyes a Genaro Estrada, Río de Janeiro, 10 de abril de 1931, “Cartas fluminenses”, Biblioteca de México, 19, enero-febrero de 1994.

«Nadie tiene idea de los infinitos trabajos que paso con mis publicaciones. Y el peor trabajo, el tiempo que aquí se toman para todo: hace un mes y medio que estoy corrigiendo el nuevo Monterrey sobre pruebas, y no son más que ocho páginas.»

Alfonso Reyes a Bernardo Ortiz de Montellano, Río de Janeiro, marzo 2 de 1932, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Amigo José Gorostiza: Su carta del 25 de noviembre es ofensiva para el espíritu. Usted no tiene derecho a considerarse oficinista y abandonar la poesía. Se lo dice quien ha sacrificado a las letras todas sus pasiones, aun las más legítimas y humanas. Siempre lo consideré como un alto poeta lírico, en realización y en promesa. No creo equivocarme. Quisiera llegar a usted con la voz de la persuasión. Sí se puede repicar y andar en la procesión. Todo se puede, con tal de no abandonarse. Adelante. Quiero, para Monterrey, versos inéditos suyos. Aquí no ha pasado nada. Las musas y yo no queremos soltarlo a usted. ¡Nuestro por la vida! ¡Gorostiza, no me vuelva usted a decir esas cosas! Espero sus versos. […] Lamento no tener más el número cinco de Monterrey, agotado.»

Alfonso Reyes a José Gorostiza, Río de Janeiro, marzo 19 de 1932, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Sólo quise decirle, en forma menos vulgar, que estaba apenado por la tardanza de mi respuesta. Si le digo que ella se explicaba por el alan de enviarle el Monterrey, 9, tampocosignifica que este boletín lleve ninguna verdadera sorpresa, sino que no quisiera llegar a Ud. con las manos vacías; pero no puede Ud. figurarse lo que son aquí los impresores ¡se llevan más de dos meses en imprimir ocho páginas! Aunque le parezca a Ud. mentira, así es. En fin, espero Monterrey 9 entre hoy y mañana, e inmediatamente daré el 10, para el cual creo poder contar con las notas que Ud. me envíe.»

Alfonso Reyes a Genaro Estrada, Río de Janeiro, 22 de julio de 1932, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Retiré el 10 de Monterrey de la imprenta, a medio hacer (puesto que el viaje me impedía ocuparme de eso), ¡y ahora tengo que recomenzarlo todo! No puede usted imaginar el esfuerzo que es sacar ese papelito. Tardan dos meses en hacerlo en la imprenta ¡y son ocho páginas! ¡Y luego me reclaman por que no trata de lo que todos quieren!»

Alfonso Reyes a Ermilo Abreu Gómez, Río de Janeiro, 3 de diciembre de 1932, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

«Todo lo que va del año, sin contar los primeros “campanillazos de alarma” que ¡ay! ya comenzaron a sonar, lo he pasado en poner orden en la acumulación de materia sorda causada por mis ausencias. Así se explica mi retardo encontestar su excelente carta del 5 de agosto del año pasado, que me trae todas las noticias que yo quería sobre su Teatro de Orientación, de que ayudan a darme idea los programas y fotos que tan gentilmente se ha molestado Ud. en juntar para mí. Hubiera yo hablado de todo ello en Monterrey, pero este mi correo literario no pudo escapar a la general declinación de las cosas, cayó también en el caos, hubo que suspenderlo desde hace yo no sé cuánto tiempo, y gracias que ya vuelvo a tener fuerzas para emprenderla otra vez con él. Sin embargo, yo veré la manera de aprovechar la documentación que Ud. me envía, por acá en el Sur.»

(Alfonso Reyes a Celestino Gorostiza, Río de Janeiro, 22 de marzo de 1934, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009).

«MONTERREY. Correo literario de Alfonso Reyes. Río de Janeiro. Una mañana llega el escritor a su biblioteca y encuentra sobre su mesa de trabajo paquetes de libros y cartas cerrados; abre los paquetes uno por uno, ojea los libros cuidadosamente, los acaricia. Abre luego sus cartas. lee primero las firmas y en seguida el texto con interés creciente. Hace varios meses no tiene nada que agregar a su obra, mejor dicho, ha resuelto no tocarla sino después de transcurrido algún tiempo; el escritor, como buen escritor, desea que su obra se aerée. Siente, sin embargo, la necesidad de escribir; escribir es su mayor placer. El rimero de libros y cartas espera junto a él pacientemente, mira unos y otros con simpatía, con interés. De pronto se levanta y se dirige hacia la ventana de su biblioteca, abierta sobre un pequeño jardín; flota en el aire una gran cantidad de primavera disponible, abre la ventana y respira hondamente el aire de la mañana, torna luego a su mesa de trabajo y de uno de los cajones de su escritorio extrae un paquete de cartas que no le ha sido posible contestar. El escritor quiere darse él mismo el placer de contestar su correspondencia. Y contesta una, dos, varias cartas. Antes de doblarlas lee una por una cuidadosamente —la correspondencia de un escritor es más peligrosa de lo que se cree—, y encuentra en cada una de éstas. sus contestaciones. una frase que le agrada. una opinión interesante que advertirá sólo la persona a quien va dirigida la carta, una frase y una opinión que suponen largos años de estudio y meditación que merecen ser conocidos si no del público, del resto de sus amigos. ¿por qué entonces no publicarlos? se pregunta, y no encuentra razones en contra. Es esto Monterrey, el Correo literario de nuestro embajador en Río de Janeiro a amigos de México, de Francia, de España, de Bélgica, artículos y juicios acerca de libros nuevos forman el material de este correo que hace repartir entre sus amigos, que sus amigos recogen y coleccionan con cariño.

Redacción. “Libros”, Revista de la Universidad de México 5, marzo de 1931.

«Mucho deseo que su excelente revista Monterrey continúe su vida sin interrupción. ¿No le sería posible enviar alguna colección de ella a la Biblioteca del Museo Nacional? Es una publicación que pronto será imposible de hallar y ya sabe usted que nuestro Museo es buen guardián de esta clase de obras.»

Silvio Zavala a Alfonso Reyes, Buenos Aires, 22 de noviembre de 1937, carta, en Fronteras conquistadas. Correspondencia Alfonso Reyes / Silvio Zavala 1937-1958 / A. E. Perea, (ed.). México: El Colegio de México, 1998.

«La interrupción de la gaceta Monterrey, lamentada por todos sus amigos, me privó del medio adecuado para comunicarle algunas noticias sobre una de sus varias inquietudes de cultura. Pero la aparición de Cuadernos Americanos, tan aplaudida, hizo renacer mi esperanza de contar con un mensajero discreto de estas confidencias. Y no me engañé sino en la medida de la generosidad que esperaba; porque se ha extremado hasta tolerar la forma sencilla de la epístola, propia de la comunicación sobre utopías, según nos lo enseñaron los maestros mayores del género».

Silvio Zavala a Alfonso Reyes, [México, enero de 1942], carta, en Fronteras conquistadas. Correspondencia Alfonso Reyes / Silvio Zavala 1937-1958 / A. E. Perea, (ed.),.México: El Colegio de México, 1998.

«Muy querido Alfonso : “Saben que existo, luego existo” escribí un día acerca de una de las aristas de su alma. Y he aquí que, ahora, su Monterrey no viene a darme la impresión innecesaria de que usted existe sino la muy percisa de que no he muerto yo. Explicarle mi silencio largo, sería robar a esta nueva conversación algo de su sabor nuevo. […] Usted, en cambio, parece trabajar con alegría y hasta se inventa temas alegres, como ese de las jitanjáforas o como este de Monterrey de las fábricas, de la inteligencia y de la intimidad. ¿Creerá usted que no falta quien no comprenda que un escritor tenga el derecho a hablar de su intimidad, el derecho de mostrarse tal como es, el derecho a interesarse en él mismo tanto o más que en los demás?»

Xavier Villaurrutia a Alfonso Reyes, Agosto de 1930, carta, en X. Villaurrutia y Jacques Issorel, “Seize lettres inédites de Xavier Villaurrutia à Alfonso Reyes”, Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien 23, 1974.

«Cuesta y yo hemos expuesto: ideas sobre el nacionalismo, él; situaciones de mi generación, yo; siempre en forma general, sin provocar, como ellos quisieran, una polémica que juzgamos absurda. A usted mismo se le ha mezclado por un tal Pérez Martínez o Pérez o Martínez en este asunto del descastamiento, hablando de su Monterrey que se atreve a dedicar a Valéry las páginas que ellos quisieran dedicara usted a Plaza o Peza. Sé por Guillermo Jiménez, que le han enviado a usted el artículo en el que se le hacen cargos de falta de nacionalismo. Sentí, en seguida, que debía yo decirle qué hay antes y detrás de ese artículo. Han tratado de hacernos hablar. Hemos logrado no darles vida, manteniendo un silencio que los ignora.»

Xavier Villaurrutia a Alfonso Reyes, [México] 26 de mayo de 1932, carta, en A. Reyes, Cartas mexicanas 1905-1959 / sel. e intr. de A. Castañón. México: El Colegio de México, 2009.

Compartir