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«Él [Lezama Lima] comenzó a sacar la revista Verbum, gracias a Roberto Agramonte, el decano de Derecho, que la pagaba. Recuerdo incidentalmente que Lezama nunca le pidió colaboración. Me atreví un día a decirle: “Maestro, ¿por qué usted no le pide colaboración a Agramonte?” Y me contestó: “No, ese señor no colabora aquí, porque no tiene nada que ver con nosotros.” Y era quien pagaba la revista, pero bueno… era el carácter de Lezama».
Gastón Baquero, citado por Luis Alvarenga, “Sólo lo difícil es estimulante. José Lezama Lima y la revista Verbum”, Realidad, n. 85, 2002
«Por eso, lo más fascinante en la generación de Orígenes, no ha sido tan sólo su cerrada vocación, sino el haberse integrado con una parábola de todo lo que ha sido creacional entre nosotros· a lo largo de una veintena de años, que desechando lo marginal alicaído, vagaroso e implorante, comunicaba sanguina y continuo a la cultura cubana. ¿No eran todos nombres dinámicos como verbo, clavileño, espuela de plata, la fuerza indivisa de los orígenes, los que parecen arremolinarla?»
José Lezama Lima. “Recuerdos: Guy Pérez Cisneros”. Revista de la Biblioteca José Martí 2, mayo-agosto de 1988, p. 29. Escrito en 1956)
«Pero llegaban con los bisoños nuevos saltos de la sangre a la Universidad de aquellos años. Mis buenos amigos de siempre René Villarnovo y Manuel Menéndez Massana, me habían llamado, siendo yo tan sólo un estudiante de Derecho, para hacer la revista Verbum. Surgían nuevos nombres para la poesía que perfilaban la generación, y aparecían, según su único poema publicado, los ángeles saxofonistas de Portocarrero. Era el momento de descargar la polémica generacional sobre la pintura.”
José Lezama Lima. “Recuerdos: Guy Pérez Cisneros”. Revista de la Biblioteca José Martí 2, mayo-agosto de 1988, p. 34. Escrito en 1956
«José Lezama Lima saluda a Jorge Mañach, y muy gratamente le dice: Señor:
Agradecido por su acuse de recibo. Quizá pronto le envíe la Fábula de Apolo y Jacinto, en la que se verá lo que sucedió después de la Muerte de Narciso.
Le envío ahora por conducto universitario la revista Verbum, que hacemos unos cuantos estudiantes y estudiosos. Quería ahora decirle que el número 5 estará dedicado a Juan Ramón Jiménez, y quería pedirle una colaboración suya, bien sobre un tema libre, y mejor aun, sobre una faceta de Juan Ramón. Me aventuro a indicarle un tema; un comentario sobre el libro La poesía cubana en 1936 publicado por la Hispano-cubana de cultura. Por lo demás puede usted enviar cualquier trabajo, glosa o ensayo, sobre un tema de su agrado y elección. Puede Ud. también invitar a la fiesta a Federico de Onís, antiguo amigo del “Andaluz Universal”
Las manos amigas
José Lezama Lima»
Carta de José Lezama Lima a Jorge Mañach, [1937-1938], Cartas a Eloísa y otra correspondencia, Verbum, 2013).e
«Desde hace más de quince·años, eso·que ahora se llama Orígenes, y que antaño se llamó Verbum, Espuela de Plata, Clavileño, Nadie Parecía, se muestra en su fase de riesgo y creación, olvidando el disfrute de todo declive crítico y el regusto de lo adquirido y acariciado. Esa concurrencia operada en Orígenes, se debía a su manera de trabajar la historia secreta, que existirá siempre que entre nosotros existan cuadrilleros, momentáneamente invisibles, que laboren dentro de la cisión poética del acto naciente, de la poesía como búsqueda de la sustancia irradiante, o del protón pseudos.»
José Lezama Lima, “Señales alrededor de una antología”, Orígenes 31, 1952, en Imagen y posibilidad
«No me tenga a mal que haya dejado pasar tanto tiempo sin contestar su carta de enero. La invitación que Ud. me hacía a colaborar en el número de Verbum que Uds. pensaban dedicar a Juan Ramón suscitó en mí el propósito de meterme, puesto que me daban entrada, en tan grata compañía, y desde entonces vengo en acecho del par de horas de paz y gusto necesarios para hilvanar unas cuartillas. […] y, entretanto, su carta sin contestar, y sin decirle yo, por tanto, lo muy bien que me ha parecido Verbum en los tres números que me mandó. Por sus actitudes y sus logros, por su querer de finura y altura, Uds. están continuando la labor que nuestra Revista de Avance dejó iniciada, entregándola al turbulento paréntesis revolucionario.
Y ¿cómo no referirme a esas alusiones, un poco crueles sin duda, de su compañero Guy Pérez de Cisneros en el número inicial? Tenía noticias vagas de ellas; solo ahora las veo en su concreción, en su espíritu. Marinello y yo “mercenarios”, vendedores al extranjero del esfuerzo que ahí se necesita. […] No protesto de la actitud: este pedir cuentas, este ajustar a cada cual la responsabilidad de su conducta, es cosa saludable, así me inicié yo, y no otra cosa hice mientras viví allá. Pero sí protesto de su inexactitud. ¿Sabe Pérez Cisneros que yo desde que estoy en este país no hago sino anhelar volver a Cuba? ¿Sabe que por mi terquedad en esa esperanza, en ese propósito, he rehusado aceptar en estas tierras posiciones académicas muy brillantes que se me han ofrecido bajo condición de permanencia? ¿Sabe que, desde este exilio, no hago sino acechar la oportunidad de volver a Cuba en forma que no tenga que esclavizarme desde que llegue, y que a ese efecto, aguardo se cree en la Universidad la cátedra de Historia de la Filosofía, para ir a las oposiciones de ella y ver así de darle a Cuba lo que no quisiera estar dando a
gente extraña?
Dígale todo esto a Pérez de Cisneros, no por vía de reproche, sino para que me conozcamejor. Porque yo quiero que me conozca mejor el hombre que escribe como él y que, por lo visto, se desvela por las mismas cosas que yo me desvelaba en Cuba –por ejemplo, eso de hacerles ambiente respirable de estimación y comprensión a nuestros pintores. El ensayo de Ud. “El secreto de Garcilaso” es cosa buena: muy lleno de agudas percepciones críticas. Gracilaso es, en efecto, ese manantío de dobles corrientes que Ud. ve.»
Jorge Mañach, Carta a Lezama, 18 de abril de 1938, citado en Ana Cairo, “La polémica Mañach-Lezama-Vitier-Ortega”
«TERRIBILIA MEDITANS…
El desarrollo es como sigue: del síntoma (Verbum) se origina el sentimiento (Espuela); de éste surge el disentimiento (Clavileño, Nadie Parecía y Poeta). El resultado es, por riquísimo, no mensurable. Pero con todo se puede ir hablando ya de esa “excepcional generación de 1936”.
¿A qué detenerse en pequeñas miserias; en esa porción periférica de las fermentaciones, donde un necesario mal olor hace pensar a ciertas gentes de “olfato delicadísimo”, que el signo de los tiempos es la pestilencia? Deténgamonos sin más en la propia fermentación: llegada a un punto, ésta, o so resuelve en una superficie dura, en una coraza defensiva al rico licor que aguarda debajo, o queda en aguaza de estéril tranquilidad donde el alegre estallido de algún cohete no anuncia los nacimientos. Así, las marcas de sensibilidad o sentimiento no podían quedar resueltas en marcas de sensiblería o acatamiento. De ahí el disentimiento que es Clavileño, Nadie Parecía, Poeta.
Dejo confiado el delicioso proceso, la historia secreta de las caras alargadas, de los portazos en la cara, de la mano izquierda, de los abusos telefónicos, de las extensas epístolas a ese buen cronista atormentado que pregunta al amigo octogenario de los poetas fallecidos sobre sus usos y costumbres.»
Virgilio Piñera, Poeta 1, noviembre de 1942)
«En cambio sí puedo decirles, sin esperar a los fallos de la historia, que esta generación comienzac a planear hacia el año treinta y seis. Si se tiene en cuenta que esa juventud había sufrido los embates de la mala política, de la mala economía y de la tiranía; si a esto sumamos la impasse cultural del país, resultado de esa tiranía y, finalmente, el sucio olvido a que se dieron ciertos escritores de todo lo que significase cultura y espiritualidad, se comprenderá bien, la actitud, eminentemente subjetiva, estetizante y al mismo tiempo furiosa de estos jóvenes. Ellos se agruparon primero en la revista Verbum; la llegada por ese entonces de Juan Ramón Jiménez vino a reforzar la actitud –poesía pura, poesía desnuda, rigor…– Desde la otra ribera ya –yo no quiero decir desde la otra vida, sino desde otra vida que se daban ahora– les contemplaban los de la generación de la Revista de Avance: Mañach, Marinello, Carpentier, Ichaso, Florit, Ballagas, Brull, Lizaso, etc. Pero los nuevos persistían. Ustedes conocen la eterna historia de las revistas de iniciación. La efímera Verbum fue sustituida por la efímera Espuela de Plata, y ésta por las efímeras Nadie Parecía, Clavileño, Poeta y Orígenes –ésta última viva todavía–. Por si algún día ustedes se dedican a la arqueología literaria, o por si alguno se interesa en conocer aquí los nombres de esos escritores: José Lezama Lima, Cintio Vitier, Gastón Baquero, Justo Rodríguez Santos, Ángel Gaztelu, Virgilio Piñera, Eliseo Diego, Luis Ladra, Octavio Smith y… perdón por los olvidos.»
(Virgilio Piñera, “Los valores más jóvenes de la literatura cubana”, La Nación, 22 diciembre de 1946.
«Cuando lo juzgué oportuno me quité la piel de cordero para asumir mi papel de lobo feroz. Mi primer mordisco me valió la salida de Espuela de Plata. Allí entendían que no hacía mis reverencias a Lezama como es debido. Claro está, tuvieron que apelar a la violencia para sacarme (textual). Comencé mi resistencia (se ve ahora que yo era un resistente) enviando una carta a Lezama, donde decía entre otras cosas: “Siempre temí que llegase tiempo de las grandes decisiones, porque habiéndote movido tú en un círculo de familia conservadora, te habías nutrido de bastantes indecisiones. Alegarás que te decidiste una vez (fase de Espuela de Plata) y otra vez (fase Verbum) pero es que no basta una vez y dos veces sino que es necesario decidirse todas las veces”. Y más adelante: “He tenido que soportar que ese maniqueo, con un impudor e insinceridad que eran de esperarse por su misma condición maniqueísta, me comunicase, como un gran descubrimiento, que Espuela de Plata era una revista católica, y que se había tomado el acuerdo de elegir al buen presbítero porque todos ustedes son católicos, no sólo ya en sentido universal del término, sino como cuestión dogmática, de grupo religioso que se inspira en las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia. Así expresado, creo más en una cuestión de catoliquería que de catolicidad, y esto porque catoliquería significa lo mismo que alcahuetería”».