Ulises, Revista de curiosidad y crítica (Ciudad de México, 1927 – 1928)

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«ULISES. –México D. F. Editores: Salvador Novo y Xavier Villaurrutia. – A seis alcanza las entregas de este mensuario de curiosidad y de crítica, dirigido por dos espíritus de insigne prosapia, poetas ambos y ambos nutridos de inquieta y nobilísima cultura. A la sesta [sic] entrega Salvador Novo abandona su puesto, quedando Xavier Villaurrutia, que nos debe, desde febrero, la promesa de tan alto y exquisito mensaje. Ulises ofrece un panorama interesante de la mentalidad mexicana novísima; un interesante aspecto intelectual frente al revolucionarismo militante y ortodoxo que, bien visto, define la personalidad de México.

Allí se exaltan figuras de ensayistas como Samuel Ramos; novelistas: Gilberto Owen, Mariano Azuela que ha cursado los límites locales con esa gran novela: “Los de Abajo”; poetas, músicos, pintores. La crítica ejercida con agudeza y alegría de años clásicos, es una de las secciones más nobles y cualitativas de Ulises. Dedícase páginas nutridas a estudiar a Agustín Lazo, pintor admirable, admirable, y quizá único en la interpretación de la niñez, de la maternidad. Allí está Roberto Montenegro, poeta, periodista y pintor de buen talento.  En fin; todo es magnífico, interesante e instructivo en Ulises». 

(Boletín Titikaka, Puno, mayo de 1928).

«Celles que j’ai reçues et que je reçois, du Mexique, sont de ce nombre. On m’envoie, ou on m’a envoyé Ulises, Norte, Contemporáneos, et un nombre de livres. Tout n’est pas excellent, mais on sent la vibration d’une intense activite intellectuelle, et cela donne de magnifiques espérances.»

Valery Larbaud a Alfonso Reyes, Mónaco, 16 de febrero de 1929, Correspondance 1923-1952, Librarie Marciel Didier, 1972

« Este grupo de Ulises… fue en un principio un grupo de personas ociosas. Nadie duda, hoy día, de la súbita utilidad del ocio, Había un pintor, Agustín Lazo, cuyas obras no le gustaban a nadie. Un estudiante de filosofía, Samuel Ramos, a quien no le gustaba el maestro Caso. Un prosista y poeta, Gilberto Owen, cuyas producciones eran una cosa rarísima, y un joven crítico que todo lo encontraba mal y que se llama Xavier Villaurrutia. En largas tardes, sin nada mexicano que leer, hablaban de libros extranjeros. Fue así como les vino la idea de publicar aquella pequeña revista de crítica y curiosidad. Luego, ya de noche, emprendían ese camino que todos hemos recorrido tantas veces y que va, por la calle de Bolívar, desde el Teatro Lírico por el Iris, mira melancólico hacia el Fábregas, sigue hasta el Principal, no tiene alientos para llegar al Arbeu y, ya en su tranvía, pasa por el Ideal. Nada que ver. La diaria decepción de no encontrar una parte en qué divertirse. Así, les vino la idea de formar un pequeño teatro privado, de la misma manera que, a falta de un salón de conciertos o de un buen cabaret, todos nos llevamos un disco de vez en cuando para nuestra victrola.»

(Salvador Novo “Cómo se fundó y qué significa el Teatro de Ulises. Una conferencia preliminar”, Viajes y ensayos II, Fondo de Cultura Económica, 1999)

«Nuestra Odisea se realizaba impulsada por aquella virtud que te aquejaba como una sed nunca saciada. Eras, como llamaste a una sección de nuestra revista cuando al fin logramos el sueño de publicarla, “El curioso impertinente”. Fue de curiosidad y de crítica —los dos polos de tu inteligencia; polos eléctricos cuyo contacto generaba la chispa de un poema— aquel Ulises cuyo nombre por ti sugerido definía la aventura. Y en sus páginas, como en nuestros “estudios” comunes, recibimos a dos inteligencias jóvenes descubiertas y estimuladas por tu espíritu siempre central: Gilberto Owen, el poeta, y Jorge Cuesta, el demoledor. Allí continuamos la amistad de los que un poco más tarde formarían el grupo de los Contemporáneos: Jaime [Torres Bodet], a quien conocimos juntos en la Preparatoria; estudiantes nosotros, él joven secretario; Bernardo Ortiz de Montellano y José Gorostiza, el altísimo poeta. Desde la barca de Ulises te comunicaste con un Alfonso Reyes tan consonante a la distancia contigo. Y dentro y fuera de las letras, compartíamos la alegre amistad de Enrique González Rojo.»

Salvador Novo. Cartas de Villaurrutia a Novo (1935-1936), 1966, p. 9-10.

«Una revista —no recuerdo su nombre, hay tantas parecidas— de Sudamérica toma muy a mal que Ulises no esté por Martin Fierro en la sobada y absurda disputación del talento. Muy bien está que le parezca mal. Pero es honrado aclarar que Ulises no representa de ninguna manera el “sentir nacional,” si éste se ocupara en semejantes cuestiones. Ulises no implica sino dos criterios personales, más o menos de acuerdo el uno con el otro. Villaurrutia y yo. Lo nacional que resulte nuestra obra no nos habremos puesto a procurarlo y no queremos, con nuestras palabras, comprometer a nuestro país en la solidaridad, tan buscada por ellos, con los que le quedan al Sur.»

Salvador Novo, “El curioso impertinente”, Ulises 6, febrero de 1928

«Miércoles 23 [de marzo de de 1949]

Xavier, que vino a la oficina para comentar el Romeo, se mostraba alarmado ante el problema de cómo puede en un momento dado “escribirse la historia”. Recordaba que nuestra primera actividad teatral en 1927, aun antes del Teatro de Ulises o como su embrión, fue una representación privada que dimos en casa del doctor Puig con La huerta resplandeciente de lord Dunsany traducida por mí; cómo yo conseguí con el doctor Puig el papel y la impresión para la revista Ulises que Xavier y yo dirigimos y la para las ediciones de Ulises; cómo yo traduje y actué con Antonieta el Weldes de O’Neill; y cómo ahora un amigo íntimo de Antonieta se extraña mucho de que yo haya recordado la fundación de Ulises, me la niega y se la atribuye.»

Salvador Novo, La vida en México en el periodo de Miguel Alemán, Conaculta, 1994

«[Buenos Aires, lunes] 21 de noviembre de 1927. En el número 4 de Ulises, revista de los muchachos de México, aparece una fe de erratas de mis Cuestiones gongorinas, hecha por Salvador Novo, muchas veces caprichosa y hasta humorística, pero hay útiles anotaciones de verdaderas erratas.»

Alfonso Reyes, Diario 1927-1930, Fondo de Cultura Económica, 2010)

«Cargos concretos [de la intelectualidad argentina a la mexicana]: la conferencia de Torres Bodet sobre la literatura argentina no se la perdonan todavía. Cuando la disputa sobre el meridiano literario, Ulises dijo cosas sobre la Argentina. Cada vez que han nombrado la literatura argentina, ha sido con mucho desdén: por ej. No. 4 de Ulises, sobre la antología de Vignale y Tiempo.»

Alfonso Reyes a Genaro Estrada, Buenos Aires, 21 de enero de 1929, Cartas mexicanas (1905-1959, El Colegio de México, 2009

«Novo era obviamente el líder natural en esta empresa: cerca de Puig Casauranc y en su calidad de jefe editorial de la Secretaría de Educación Pública, tenía acceso al poder y a la infraestructura editorial. Sin embargo, Puig no podía avalar abiertamente la idea de una revista literaria encomendada a Novo y a Villaurrutia, contra quienes buena parte de la polémica pro literatura viril se dirigía, y mucho menos permitir que su propio nombre se viera asociado al de

ellos. La revista que Puig sí impulsó fue una mucho menos arriesgada, más manejable y, definitivamente, más prestigiosa: Forma, revista de artes plásticas que apareció en noviembre de 1926 —aunque estaba fechada en octubre— y que seguiría apareciendo, con irregularidad, hasta mediados de 1928.»

«Insidiosa, enjundiosa, ávida, snob y petulante, Ulises encarna como ninguna otra la revista de vanguardia […]. Es la típica revista de experimentación juguetona y rapaz, impredecible, eficaz termómetro de la atmósfera cultural mexicana de finales de los años veinte, tanto por lo que dice como por lo que calla. Sus baremos fluctúan entre temperaturas disonantes y su mercurio salta ante las filiaciones y los antagonismos hasta producir un diagnóstico febril y de fina pertinencia. Su elaborado desparpajo contiene el lujo máximo a que podían aspirar sus heterodoxos colaboradores; la indiferencia ante los grandes proyectos culturales distinguidos por el Estado y ante los anhelos literarios de la tradición inmediata. De ahí su nombre: Ulises, que algo tiene de soledoso, de aislamiento, de voluntad personal, de ingenio y, sobre todo, de conciencia del desastre.

Guillermo Sheridan, Los contemporáneos ayer.

«En México, con la revista Ulises, entra de lleno la inmensa fuerza espiritual del snobismo; allí está la novela de Owen, Novela como nube, es un grito de disolución; aunque muy inteligente, poco constructivo, falto de valores definitivos. ¿Llegaremos en Línea a grandes afirmaciones? En los directores de la revista hemos asistido a una gradual depuración clásica, es de honradez confesarlo; a la intransigencia siguió un afán de calidades inteligentes. Pero el snobismo queda en el ambiente, en él nos movemos y ha llegado a avasallarnos; pero es un imperativo libertarnos de esta fuerza que está retardando la creación definitiva.” 

Salvador Toscano, “Fuga de valores”,  Barandal 7, marzo de 1932.

«Carlos. ¡Estoy aburridísimo! Sauve qui peut!

Manda colaboración [para Ulises]. Salvador regresa hoy de Hawai. Agustín Sosa es una amistad maravillosa. Búscalo. Muy bien tu libro. ¡Qué semana holandesa! y cuántas cosas más Cada día eres más tú mismo. Tengo el remordimiento de no haber escrito, antes de ahora, sobre tu poesía. ¡Horror! Pepe Gorostiza no me deja decirte algo importante. Me está chingando, asomado a esta carta. Ulises 2 Tal vez, tal vez.»

Xavier Villaurrutia a Carlos Pellicer, ¿abril? de 1927, Guillermo Sheridan, “Buzón de fantasmas. De Xavier Villaurrutia a Carlos Pellicer”, Vuelta 178, septiembre de 1991.

«Con Salvador Novo dirigí una revista, Ulises, que llevaba este subtítulo: revista de curiosidad y crítica”. La curiosidad era el veneno y la crítica el antídoto. Y viceversa. No había en aquella revista más doctrina que la que encerraban los epígrafes que hablaban de la aventura, del viaje alrededor del mundo y alrededor de la alcoba de la curiosidad enemiga del tedio, de Simbad que tiene algo de Ulises. Estos epígrafes eran la expresión de mis deseos y mis temores.»

Xavier Villaurrutia. Entrevista, Escala 1, 1930.

«La crítica y la curiosidad han sido nuestros dióscuros; al menos han sido los míos. Bajo la constelación de estos hijos gemelos de Leda transcurre la vida de mi espíritu. Ya Ulises, la revista que dirigimos Novo y yo lo revelaba públicamente: revista de curiosidad y crítica. La curiosidad abre ventanas, establece corrientes de aire, hace volver los ojos hacia perspectivas indefinidas, invita al descubrimiento y a la conquista de increíbles Floridas. La crítica pone en orden al caos, limita, precisa, dibuja, aclara la sed y, si no la sacia, enseña a vivir con ella en el alma» 

Xavier Villaurrutia, “Carta a un joven”, Los contemporáneos por sí mismos, 1934.

«Jorge Cuesta había sido uno de los fundadores de Ulises. Juntos encontrábamos los epígrafes de la revista. En ella y en Contemporáneos hallaremos sus primeras colaboraciones formales.»

Xavier Villaurrutia, “In memoriam Jorge Cuesta”, Obras.

«Quisiera llenar estas páginas de notas triviales y de anécdotas. También de pensamientos y deseos inconfesados. Cinismo y trivialidad. Recuerdo que para mi revista Ulises traduje una línea de Lacretelle pensando en S. N. [Salvador Novo] y que se refiere al cinismo y al miedo a lo trivial como las dos barreras del novelista. Pensaba en Novo porque, si no tuviera otras dotes, éstas serían, desde luego, sus dos mejores. Hasta creo que, como prosista, no tiene otras. Siempre pensé, leyendo su Return Ticket que de allí saldrá un novelista.»

Xavier Villaurrutia, “Variedad”, Obras.

«Por coincidencias de tiempo y afinidades del espíritu —[Julio] Castellanos estuvo conectado íntimamente con los escritores de su generación en la revista Ulises, donde aparecieron las primeras reproducciones de sus primeros cuadros—, tuve la oportunidad de presentarlo. Colaboró en la revista y en las exposiciones organizadas por la revista Contemporáneos, y se ligó estrechamente, como escenógrafo, a los experimentos de Ulises y de Orientación.»

Xavier Villaurrutia, “Una exposición de Julio Castellanos”, Obras.

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