Definiciones
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Giacomo Leopardi: “Diálogo de la moda y de la muerte”
Escucha lo que vas a hacer de ahora en adelante. Estrecharás los lazos de amistad con una buena cantidad de literatos, no importa que sean buenos o malos. Basta con que tengan un cierto nombre. No descuides ninguno de cuantos te encuentres, aunque sean de lo más deleznable, y hazlos en seguida tus amigos, porque el gran barullo no lo produce sino la masa. Alabarás, públicamente, sus obras con el fin de que el favor te sea devuelto. Y sobre esto no tengas la más mínima duda, porque la República de las Letras es bastante más justa que todo el resto de las repúblicas y regímenes de la tierra, y no se gobierna acerca de ello con otras leyes que no sean las de la retribución.
Octavio Paz, “La Literatura y el Estado”, El peregrino en su patria.
La República de las Letras es una nación con un territorio vago y de fronteras movedizas. La rige una Constitución cuyas leyes, fantásticas y contradictorias, se anulan todos los días para proclamar otras aún más quiméricas. Las gobierna un invisible, sin cara y sin nombre; mejor dicho, es un rey que cambia continuamente de cara y de nombre: lo llaman ‘el gusto’ pero también tiene otros nombres, casi todos feos y terminados en ‘ismo’.